viernes, 11 de junio de 2010

Ancona- Split- Lovcen(Montenegro)

Con el ruido del agua y del aire acondicionado, apenas se oye a la tripulación anunciar la llegada a Split.
Pero si estas despierto, con poco basta. Recojo las cosas en un santiamén y veo un cartel en la puerta:
"We kindly ask you to leave the cabin keys in the cabin and door opened".
La maleta pesa un quintal y tengo que subir las cuatro plantas hasta la recepción por una empinada escalera, en esa planta no hay ascensor.
Debo ser el primero en llegar, aun no ha ido nadie, le pido a la recepcionista "my passport" y me pide la llave del camarote..... Le cuento lo del cartelito de la puerta y me contesta tranquilamente que ella ha dicho por megafonía  que hay que llevar la llave para recoger el pasaporte.Intento explicarle lo del cartel, pero no hay manera.
Cojo mi maleta( que pesa un quintal) bajo los cuatro pisos hasta el camarote por una empinada escalera ( en ese piso no hay ascensor) recojo la llave y releo el cartel. Uhmmm!
Agarro la maleta...... subo cuatro plantas.......(....)
La recepción está abarrotada..... Aguanto pacientemente mi turno. Cuando me toca... le pongo delante el cartel (me ha costado mas de cinco minutos arrancarlo)  me mira atónita y le invito que que pruebe a meterse en el camarote que falta el cartel y que trate de entender algo de lo que se diga por megafonía.
Casi pierde los nervios pero aguanta el envite y me dice medio en italiano medio en ingles que no hacía falta arrancar el cartel, le digo que si,  ya que solo sirve confundir a quien ocupe el camarote, "my passport please".

Llego el ultimo a la moto y tengo el traje de luces en las maletas que se quedaron en la moto, me marco un "estrikis" y me cambio allí mismo, salgo cuando lo hacen los camiones pero le echo un poco de morro y me pongo en la fila de la frontera detrás de las motos. Al final, no he perdido tanto tiempo.Al salir,  la mayoría de las motos están paradas fuera del puerto. El GPS  aún no ha pillado satélites pero paso de pararme otra vez, ya he pasado bastante calor en la frontera y estoy sudando, me apetece un poco de aire fresco. Veo un cartel en el que leo "Dubrovnik" y salgo para allá como una exalación  un grupo me ve decidido y me siguen... me he confundido, esa indicación es la de algún ferry, la carretera acaba en una dársena del puerto, media vuelta.  Ya hay satélites y el piloto automático me dice que a la derecha, los moteros no se fían esta vez y se paran a mirar los mapas. En cinco minutos estoy en un bar tomando un desayuno, pasan delante de mi cuando estoy terminando.
Salgo de Split flipando con los "moteros autóctonos", deben tener el cráneo duro, ninguno lleva casco.
La forma de conducir  de por aquí  me recuerda a Marruecos, el olor a gasoil de los coches también.
La carretera que lleva a Dubrovnik discurre por la costa, pegada al mar, el adriático tiene unas aguas transparentes de color azul turquesa, pienso en pegarme un baño, pero David me espera en Dubrovnik.
Ademas, serpentea suavemente en lo que parece un fondo de dibujos de Tom y Jerry que se repite sin parar, casi todas las curvas son iguales ( lo que facilita mucho la conducción estando tan cansado) y los pueblos son casi idénticos con sus torren en el centro y pegados a un mar que deslumbra.

 Esto debe ser una especie de paraíso para quien le guste la playa. Cada varios kms aparecen construcciones mas modernas que los pueblos de ensueño que me hacen recordar que lo que pasó en el levante en los sesenta debe llevar algunos años pasando aquí. 

Continuo con la sensación de que la moto se lleva sola, a unos 80kmh entra y sale de las curvas como si tuviese voluntad propia. Si hay un trayecto que he disfrutado de este viaje es este. La moto y yo nos entendemos a la perfección, parece haber adelgazado 100kg, hace un tiempo de película y aun se está fresco.
Encuentro una señal que me tienta, ¡Mierda, me están esperando!  

No creo que Sarajevo tenga nada interesante que ver, pero de tanto oír hablar de Mostar, parece que me llama.Sigo camino, el paisaje cambia al entrar ligeramente hacia el interior. En la costa la vegetación parecía la de Castellón o Tarragona, algo mas frondosa, eso si. En el interior, los cipreses crecen por si solos y el campo tiene pinta de jardín. 



Por fin llego a Dubrovnik, ya hace bastante calor. Aparco la moto a pocos metros de la entrada al casco antigüo.
David me espera con un buen bocata, nos contamos un par de películas del trayecto hasta aquí y nos comemos los bocatas con ganas. Hace un calor de muerte, en la misma plaza con cientos de turistas alrededor nos marcamos un estrikis y nos ponemos ropa más cómoda, unas chanclas y arreando.
El casco antiguo de Dubrovnik es una joya, perfectamente conservado y limpio. Esta lleno de restaurantes y tiendas para turistas, pero dando una vuelta vemos que también hay casas en las que vive gente.







Hace un sol de justicia y con el paseo se nos retuesta el cerebro. En un hueco hacia el exterior de la muralla hay un bar que debe tener buen ambiente por la noche, está pegado al mar, limpio transparente y turquesa. No podemos resistir la tentación y terminamos bañandonos  en calzoncillos, no hemos traído bañador.
Me lanzo de cabeza y se me quedan por las rodillas..... no me importa, el agua está de muerte.



Después de refrescarnos un rato seguimos el paseo, unos helados para completar el refrigerio y  salimos de Dubrovnik sin cambiarnos, venimos sin gallumbos y tampoco es cuestión de dar el espectáculo en la plaza.
Nada mas salir de la ciudad paramos desde un punto panorámico a hacer unas fotos y nos encontramos a unos alemanes en sendas R100GS, con estas dos van cinco hoy, las otras tres estaban aparcadas al lado de las nuestras en la plaza.




 Un poco mas tarde, ya con el traje de luces (la seguridad ante todo) emprendemos la marcha. Justo antes de entrar en Montenegro paramos en un supermercado a comprar algo de comer y veo unas indicaciones que no tienen desperdicio. No se ve bien en la foto, pero está prohibido entrar en el super si llevas: un cigarrillo encendido, un helado, una cámara de fotos, un perro o una pistola.....
Debe ser por si te roban, pero si te descuidas es al revés, la señora del embutido trata de darnosla con queso un par de veces poniendo el doble del precio al pesar las cosas..... De qué me suena esto???
La entrada a Montenegro es cuando menos curiosa, una mezcla entre paisajes suizos y economía y costumbres marroquís, cada dos por tres hay un basurero en perenne combustión que le quita encanto. Aquí la Naturaleza importa mas bien poco, hay tanta y aun tan grandiosa que a nadie parece importarle el daño que se le hace.



Buscamos un sitio donde acampar y por preguntar en una casa al final nos cobran cinco euros por poner la tienda. Ya es tarde y tenemos que tragar.




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