domingo, 20 de junio de 2010

Akcapinar koyu- Aydin

Nos levantamos tan cansados como nos acostamos. No hemos pegado ojo en toda la noche y mas de cincuenta picaduras de mosquito se reparten entre mis piernas y brazos.
Recogemos tan rápido como podemos y empezamos a hacer kilómetros. Paramos a desayunar en Mustafakemalpasa , (Si, nosotros también bromeamos con el nombre). En un pequeño bar que hay en la entrada hay varios hombres sentados a la sombra de una parra que hace las veces de toldo.Al vernos llegar, nos invitan a tomar asiento. Nos preguntan de donde venimos y nos invitan a te. El mas joven de ellos es policía, se llama Ali. A pesar de las dificultades del idioma, se muestra curioso hacia nosotros y nos invita a desayunar con ellos. No nos deja pagar. Nos enseña la panadería que hay al lado del bar. Totalmente tradicional, con horno de leña y ladrillo, con ese olor a pan recién hecho que ya casi no queda en nuestras ciudades. Los chicos que trabajan en la panadería nos regalan una hogaza de pan recién hecho. ¿Hay gente mas hospitalaria en el mundo?





Intentamos parar lo menos posible con la intención de encontrar un lugar fresco donde poder bañarnos, buscamos la costa, pero no tenemos suerte. Hoy es el dia mas caluroso desde que hemos salido, superamos los 41 grados, con humedad. El calor es agobiante.

Hemos parado en las ruinas de la ciudad de Éfeso. No nos ha tomado mucho tiempo. Eran las doce del medio día. Hasta ahora todo lo que hemos visto han sido han sido zonas pobladas, no demasiado atractivas para nosotros, amantes de grandes paisajes mas que de monumentos y construcciones. Por lo que continuamos en nuestra búsqueda de un lugar donde refrescarnos.

Así pasamos toda la jornada hasta que, ya anocheciendo, empezamos a buscar un sitio donde poner la tienda. Con mas cuidado que el día anterior, parece que vemos un lugar mas o menos decente detrás de un concesionario de coches. En la parte delantera un señor de unos sesenta años riega el cesped. Da un silvido a nuestro paso. Paro al lado de David y le pregunto si ha  oído. Dice que no y prefiero ir a preguntar  antes de que ocurra algo como lo de ayer.

Todo lo contrario. Este señor nos aconseja no acampar en esa zona pues hay culebras No obstante nos indica que justo al otro lado podemos aparcar las motos y dormir tranquilamente, ya que el es vigilante.

A pesar de nuestro aspecto, seguimos siendo gente respetable, o al menos respetada. Nos ofrece te, incluso algunas hortalizas para acompañar la comida que llevamos, nos deja utilizar los servicios del concesionario para asearnos y nos acompaña durante un rato.



Gestos como estos me hacen pensar en que el ser humano es bondadoso por naturaleza.

1 comentario:

  1. Que guay, ya teneis patrocinador, el panadero de Mustafakemalpasa...bromas a parte, veo que lo estais disfrutando a tope!!!

    ResponderEliminar