lunes, 19 de julio de 2010

Tiflis -Yerevan


Ver Tiflis yerevan en un mapa más grande


Salimos perezosos de Tiflis tras despedirnos un poco precipitadamente de Alex y Reinhard. Han ido a ver si pueden recoger unas cosas al aeropuerto para no perder el fin de semana en la ciudad.

Hemos lavado toda la ropa e incluso los trajes de la moto. Salimos de aquí hechos un pincel. Tambien he conseguido algunos mapas para el Gps de esta parte del mundo que hacen de la salida de la ciudad un juego de niños. Muchos carteles estan escritos solo en georgiano, con caracteres totalmente incomprensibles para nosotros, por lo que nos facilitaran mucho la vida en las proximas etapas.

Georgia no presenta gandes atractivos aparte de sus paisajes montañosos, y una vez dejadas atras las montañas, el transcurrir de los kilómetros se hace tedioso. Cuando queremos darnos cuenta estamos en la frontera con Armenia.

Tiene gracia el tema de las fronteras, cada pais pone sus propias normas, cada tonto con su tema casi se podria decir. En cada cercado particular te pueden pedir lo que se les antoje o no dejarte entrar si no les apetece. En Este mundo en el que la gente, al menos la que hemos encontrado, se muestra simpatica, curiosa y hospitalaria, los gobiernos se muestran autoritarios, desconfiados e implacables.

Tras una hora de papeleos, visados y sellos. Otra hora y media de espera sin pasaportes ni documentacion de las motos. Un policia de la aduana al que le asoma la barriga descaradamente por la parte baja de la camisa a pesar del elasticoque deberia mantenerla en su sitio, viene con nuestra documentación. Se la da al que parece ser el escargado de hacer algun tramite que todos los camioneros hacen, mira las motos de arriba abajo y dice "bahh" y nos hace señas para que continuemos. Estamos en Armenia.

Un pais oficialmente en guerra con Acerbayan. Los cañones de las armas guardan silencio desde hace años, pero nunca se firmó la paz. Sigo preguntandome que tiene que ver la gente que hemos encontrado con todos estos temas.

Las motos siguen llamando la atención de todo el que las ve, Pero ahora poca gente dice algo, simplemente se acercan y miran con descaro como si no estuviesemos allí.

Abandonamos la frontera y tomamos una carretera que discurre al lado de un rio rodeados por montañas que se elevan como murallas a nuestro alrededor. Hay una frondosa vegetación que de vez en cuando se abre para dejar al descubierto enormes fabricas, ahora abandonadas y medio en ruinas, de la época sovietica.

En alguna ocasion encontramos coches de policia parados en la cuneta con radares sobre un trípode. Con los policias afanados escribiendo denuncias por exceso de velocidad a conductores de coches que no creo que alcancen el limite por mucho que lo intentasen. Algunos intentan llegar apresuradamente  al radar cuando nos oyen, pero hemos tenido suerte, cuando quieren llegar, ya hemos pasado.

Paramos en un "bar de carretra" para refrescarnos en una fuente y un hombre de unos cincuenta años, con la nariz roja como un tomate y con cierta dificultad para mantenerse vertical, nos invita a un café. Insiste en que nos quedemos allí mientras se da golpecitos en la garganta con el dedo corazón. Nos imaginamos a lo que se refiere y lo confirmamos cuando dice "vodka". Le damos largas como podemos, no sin sentir cierta pena, y continuamos.

Ya casi de noche llegamos a Yerevan, capìtal de Armenia, ciudad que concentra toda la decadencia que hemos visto desde que entramos en el país.Tenemos la referencia que nos dió el viajero anónimo, que nos dijo que si queriamos algo barato podiamos dormir en un sitio, "pero es cutre, cutre".

Buscamos la estación de tren, y con el croquis que nos hizo nos metemos en lo que parece un poblado de chabolas. Seguimos las indicaciones y una anciana nos hace señas indicandonos la calle principal, imaginará que nos hemos perdido. Estamos casi seguros de haber seguido bien las indicaciones pero no damos con el sitio. Preguntamos a una señora y manda a un crio que nos lleve y nos guia hasta la puerta dode estaba sentada la anciana. La cara se le ilumina y apenas da credito a que busquemos su "hotel".

Como el viajero anónimo nos dijo, varios japoneses se alojan allí. Aparcamos las motos en el "corral" rodeadas de todo tipo de objetos que parecen llevar años allí. Nos enseña "nuestros aposentos"... y llamamos definitivamente al lugar "Hostel diogenes".



No hay duchas, un japones nos expilica que hay unas duchas publicas a unos diez minutos andando, pero ya han cerrado.

Salimos a buscar algo para cenar, casi no hemos comido nada en todo el dia y tenemos un hambre atroz.
Tenemos que dar varias vueltas pero encontramos un sitio en el que nos comemos una especie de perritos calientes por un modico precio. De vuelta a Diogenes, encontramos a mas japoneses, un ruso (que comparte habitación con nosotros) y un coreano.  Tenemos una agradable conversación mientras se toman unas cervezas, se rien con mis frases en japones y de desternillan cuando digo "chokacui" (Mola).


Al dia siguiente casi todos los japoneses se han ido, solo queda uno. Creia que no habia mas inquilinos, pero sale gente de cada rincon. Un zapatero, un taxista y algunos locales mas se alojan tambien allí. Todo el mundo dice que este sitio es muy barato, nosotros nisiquiera preguntamos.

Tomamos el metro y nos vamos al centro, hay que ver que se cuece por allí. Al ser domingo, hay mercadillo en unos jardines y nos vamos para alla. Me equivoco de camino y damos una vuelta innecesaria, preguntamos en una peluqueria y aprovecho para cortarme el pelo. una vez en el camino correcto, caemos en la cuenta de una tienda que vende cosas que nos resultan faminiares...

El mercadillo esta bastante animado a pesar del calor y pasamos casi toda la mañana en el. Me siento tentado por unas camaras de fotos antiguas, en perfecto estado de funcionamiento, pero piden unos 80 euros. Aqui tambien funciona el regateo pero me aburre perder el dia hasta legar a un acuerdo. Es una lastima, esa camara me gustaba.

Buscamos un par de sitios que queriamos ver pero terminamos perdiendonos y cuando llegamos esta cerrado. Volvemos a diogenes para coger las motos e ir a un pueblo cercano en el que hay una antigua iglesia armenia y unas ruinas. Todo esta ya cerrado.

Volvemos un poco descontentos y para entonces las duchas estan tambien cerradas.... hoy no es nuestro dia.

Salgo a buscar algo de comer y por fin encuentro un restaurante en el que hacen comida para llevar que me sirven un durum de pollo de medio metro y bien relleno de carne con una coca cola por... un euro. Algo tenia que salir bien.

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