Islamabad-Lahore

 
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Salgo un poco tarde de Islamabad y Sylvain me acompaña con su 125 hasta la autopista. Esta vez tengo suerte. Un policía me hace una señal para que pare pero otro le hace un gesto para que me deje pasar. Imagino que en estos días habrán visto pasar al resto de motos que venían del norte. Pensaba ir por la carretera nacional, pero Sylvain me dijo que podría llevarme varios días llegar a Lahore, y no quiero perder mas tiempo.

El recorrido es monótono como todas las autopistas, pero se agradece conducir relajado.

Llego a Lahore con tiempo de sobra para buscar con tranquilidad un hotel en el que paran bastantes viajeros. Está un poco escondido, pero no tardo demasiado en encontrarlo… Y en darme cuenta de que el tráfico en una ciudad de siete millones de habitantes (en Pakistan) es caótico como en pocos lugares en el mundo.



En el hotel me encuentro de  nuevo con Lisa y Jason, (Que pequeño es el mundo!) que conocí en Karimabad hace ya algún tiempo.  Nos contamos nuestras peripecias y nuestros siguientes destinos. Como solo voy a estar una tarde en Lahore, decido ir con ellos a la frontera de Wagha a ver la ceremonia del cierre de frontera. Un espectáculo entre lo cómico, lo irónico y lo absurdo. Centenares de personas se reúnen cada día para dar ánimos a sus soldados para que se pavoneen delante de los del país vecino. Buscad en youtube y entenderéis  lo que quiero decir.
También es cierto que hacer esto es mejor que seguir amenazándose con armamento nuclear…







Teníamos la esperanza de que nos pusiesen en primera fila. Suele ser lo habitual con los extranjeros en el lado pakistaní, no tan abundantes como en el lado indio. Pero era domingo y estaba abarrotado así que nos conformamos con verlo desde la distancia.

Un poco de charla por la noche, de vuelta en el hotel. Donde no nos explicamos porque sigue siendo lugar de reunión de viajeros estando en el estado en el que se encuentra.
Despedida de rigor y deseos de buena suerte, mañana ellos salen hacia el oeste y yo….