jueves, 12 de agosto de 2010

Quetta- Sukkur


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De nuevo por la mañana la policía viene a buscarnos y dejamos Quetta temprano.

De nuevo los cambios de escolta nos retrasan....

Estamos parados en una gasolinera donde dos camioneros trabajan en sus maquinas. Le hago una foto  y el conductor me muestra orgulloso su camión. Me enseña como han camuflado un depósito de cuatro mil litros en el chasis del remolque. El combustible en Iran es mucho mas barato.
Le explico que en España los camiones son bastante diferentes y se queda bastante extrañado de que no los pinten de colores y les pongan todo tipo de adornos. Al fin y al cabo, para que quiere uno un camión, ¿para llevar cosas? Aquí son para ser el rey de la carretera !








Aunque no son igual que los europeos, se les carga mas aun y así, de vez en cuando...








Empezamos a descender por un paso montañoso y por fin nos deshacemos de la escolta. La vía del tren que va paralela a la carretera y algunos puentes en bastante mal estado son un recuerdo de la aun reciente etapa colonial de este país.
Llegamos al fondo de un valle por donde discurre un río que se ve  ha estado desbordado hace poco tiempo.





La temperatura sigue igual, pero la humedad se nota bastante. Cuando hacemos una parada para comer sudamos a chorros. Dicen que la comida picante ayuda en estos climas pero yo daría lo que fuera por una cerveza fresca... No! Mejor helada!!

Así hacemos unos cuantos kilómetros  y empezamos a ver con nuestros propios ojos los efectos de las lluvias. En algunas poblaciones aun queda mas de medio metro de agua. Las casas construidas con adobe se han deshecho como terrones de azúcar,  los cultivos han sido arrastrados por el agua y un largo rastro de tumbas blancas ha quedado como macabro recuerdo del paso del monzón.














Curiosamente, los niños juegan en el barro, la gente sigue su vida y no parece haber pasado nada especialmente grave. No se si es la filosofía de vida, la fuerza de la costumbre o pura realidad. La vida continua. 
Los animales que han sobrevivido son conducidos a terrenos mas favorables, los dromedarios se sienten mas cómodos en la arena que en el barro.

 

Llegamos a Shikarpur bien entrada la tarde, no queremos conducir de  noche y buscamos un hotel.
Solo hay uno, solo tienen una habitación sin muebles,  habría que dormir en el suelo.
Neils y Anke  recuerdan este lugar de otra vez y no les convenció mucho que digamos, sucio, incómodo y con un ambiente un poco "raro".
Los policías que nos escoltan nos dicen que en cuarenta minutos podemos llegar a Sukkur, a unos cuarenta  kilómetros de allí. !No se lo creen ni ellos! Hemos tardado doce horas en hacer poco mas de trescientos km ...¡Y eso que hemos ido un buen trozo solos!
Nada mas salir del pueblo, tenemos que parar  a esperar, hasta caer el sol, a  la siguiente escolta.





Llegamos a Sukkur ya de noche, la escolta nos abandona de nuevo antes de llegar y me hago la promesa de no volver a conducir de noche por aquí. Es casi un suicidio.

Encontramos un hotel a precio decente y queremos descansar. La ultima pregunta de la recepción. 
¿A que hora salen mañana? La policia les escoltará....

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